«Aquí reposan
los restos de una criatura
que fue bella sin vanidad,
fuerte sin insolencia,
valiente sin ferocidad
y tuvo todas las virtudes del ser humano
y ninguno de sus defectos»
Lord Byron (epitafi a su perro)
Mi estimada Irina…
Con los ojos más bonitos que he visto nunca, la transparencia de su azul llegaba a su alma, ojos de cielo que miraban pero no veían.
Tan lobo… de mirada fría pero de corazón caliente. Carácter cautivador, indómito e independiente, fiel a una buena genética de sus antecesores directos, a la vez que próxima, apacible, dócil y fiel por su espíritu de perro. Duele incluso de pensarla…
Pintar Irina ha sido una de las cosas más bonitas que he hecho nunca en pintura, grises y blancos y toda una amplia gama de matices han ido formando los reflejos de su pelaje, oscureciendo algunas áreas de blancos con alguna veladura con barniz holandés, al estilo de los cuadros flamencos!
Es un óleo sobre lino, 55×38 que me acompaña desde su espacio y su mirada me sigue recordando la pureza de los animales.