«La belleza de las cosas existe en el espíritu que las contempla»
David Hume
Desde la ventana contemplo el espectáculo que día a día y en forma de precioso regalo me regala la naturaleza, mis ojos ávidos de belleza y paz, buscan las formas de luz y colores que con pinceles mágicos y tintes de imposible reproducción, nos ofrece. Qué prodigiosa paleta, qué empequeñecimiento.
Esta obra es la primera de una serie sobre el mismo tema en la que irán cambiando los colores según se despierte el día, mañanas enneblinadas, cálidos atardeceres, cielos amenazantes, días de luz y vida.
Tengo previsto que la serie se componga de 6 trabajos, 3 con colores cálidos (donde imperen naranjas, amarillos, verdes manchados de estas luces y 3 con colores fríos (los azules darán paso a bosques teñidos de este color y los cielos tomarán las riendas de días más fríos)
Empiezo con el primero de la serie, 40×40 pintado al óleo, con el Montseny presidiendo la escena, un bello crepúsculo, lleno de nubes amenazantes.